Allá por la Loma andaba un mariachi loco, pero éste no quería bailar, éste sí estaba bien orate, maistro. Dicen que de morro cargaba un filero y que se chingó a dos o tres cristianos en las tardeadas de la prepa; quesque lo veían feo y, pus, así como que no queriendo, se les acercaba y, soy o me parezco, mi perro, o, qué me ve mijo. Nada, mi Mariachi -que así le decían desde bien morrito-, cero pedos, Mariachi. Pus guárdame esto en lo que llega la Cruz Roja, mi tibio, y zaz, maistro, que los rebanaba como carnicero: cortes bien limpios y rápidos para que nadie se diera tinta. Ya los pobres nomás se quedaban ahí sintiendo como frío en las espaldas y como calientito en la panza. Para cuando se daban cuenta, el Mariachi ya se había ido. Tenía varias de las chulas, porque eso sí, muy loco, muy loco, pero al final artista el mamón: a veces les decía que si sus jefas sabían coser y los pendejos contestaban que por qué y el mariachi agarraba y les decía: pa que te cosa esto y ¡fa!; o ya si lo hacían encabronar nomás era el, ¿te despediste de tu jefa? No te apures, yo le aviso.
Ya de ruco el Mariachi no se anduvo con mamadas, empezó a cargar una 38 del especial como dice la canción, pero éste no era revólver sino escuadra; quesque para medir vergueros y cuadrar pendejos, decía. La cosa es que el Mariachi está, bueno estaba, bien pinche orate y además era mechacorta: dicen que de repente se le botaba la canica y se encabronaba como el profesor Jirafales ¡Ta-ta-ta-ta-TA! y caía algún cabrón agujereado como los calzones de tu jefa y tirando mole como fiesta de pueblo. Porque eso sí, el Mariachi era machito de los de antes y como decía mi agüelo: el fierro nomás se saca para usarlo o para empeñarlo. No se andaba como los pendejos que nomás andan enseñando pa que uno sepa lo que traen. No ese pinche viejo la traía con tiro arriba y cargador llenito, maistro. Dice mi jefa que de morro era bueno, ingrato pero bueno, que le daba vergüenza que su jefa, la doña Feli, vendiera tamales porque él quería ser pipirisnais, de los que andan con sus camionetas y acá, que quería ser abogado pero le mataron a su papá. El Infante le decían a su jefe, que porque cantaba rebonito y hasta dicen que era carita. Al Infante se lo echaron allá’rriba, pasando Minas, andaba tocando en una fiesta de unos malandros y pus que les cae la voladora, no le tocaba, pero le tocó. También ya sabía el don que iba con la maña, pero, pus la necesida, mano. La cosa es que los torcieron y se chingaron al Infante y a otros cuatro weyes, hasta salió en las noticias. Y de ahí el Mariachi cambió: empezó de talón, le decía a doña Feli que andaba acarreando pacas allá por la Arena, pero se juntaba con la raza de las Vías. Ya para cuando entró a la prepa estaba bien maleado el morro. Bueno, pa no hacerte el cuento largo, como que el Mariachi agarró el pedo cuando se enfermó doña Feli, pero ya traía las mañas y la mecha corta: se pusó el traje del Infante y le pidió a sus primos que lo dejaran entrar al grupo y lo aceptaron porque, lo que sea de cada quien, el Mariachi canta -bueno cantaba- bien perrón y hasta eso como que sí le bajo a su desmadre. Aparte como que sí les ayudó al bisne, porque como el Mariachi sí es -bueno era- como bien rencoroso, la raza ya sabía que si había guateque y querían mariachi pus tenía que ser ese wey. Igual no era carero y te digo que cantaba perrón, la cosa es que sí era bien pedote y malacopa.
Aquí todo derecho, papito. Oye, ¿no traeras un fifo?, los nervios, pa. Ya en corto: la semana pasada fue el cumpleaños de Doña Naty y su familia le quería hacer que su cumpleaños porque, ps, es la abuela, no. Y, además iba a venir el Wacho, ya ves que lleva como seis meses en Sinaloa y que venía de visita. Pus le querían traer su mariachi a la señora, y que le habla la Lety al Wacho, oye mándanos dinero para traerle un grupo a mi amá. Y el Wacho que les dice, sí les mando una lana pero no vayan a traer al Mariachi porque ya saben cómo es ese wey, siempre anda enfierrado y no vaya a haber pedos. Y que le contesta la Lety, no pos sí no es el Mariachi, ¿quién?, Pus otro cualquiera, y que le dicen al Wacho, pero ya sabes cómo es ese wey, si no lo contratamos, luego nosotros andamos por aquí y no nos vaya a hacer algo. Total que no le hicieron caso al Wacho y que lo contratan.
Pero, yo digo, ¿no? Por qué se pone de mamón el Wacho si ya sabe cómo está el pedo acá. Desde que fue lo del pendejo de Calderón ya todo el mundo anda enfierrado, ¿no? Ese wey porque anda lejos y yo creo que allá se topa con puro pesado, pero, ps acá hasta los perros traen navaja, mijo, y así es esto. Ya todo mundo trae de menos un filero, ya ves que acá en la tienda de don Pancho puedes comprar el plomo, ¿no sabías? Neta, no te vende el cuete pero sí te consigue las chinampinas. Primero se hace pendejo y hay que insistirle un poquito, pero de que consigue, consigue.
El chiste es que lo contrataron, aunque no quiso ese wey. Le dijeron órale va, te esperamos tal día y el Mariachi que hasta les cobró barato. Ese día yo llego tempranito, les dijo, pongo mis cosas, es más les cobro menos. Y ese wey nada pendejo, porque como es de acá sabía que le iban a invitar que una chelita, que un taquito, ps por eso les cobró barato, no porque sea buena gente el wey, pa que nos hacemos…
Bueno, la cosa es que se llegó el día. Ya estaban todos vestidos de tacuche y acá listos pa festejar a Doña Naty. Y todo iba muy bien, citaron a este wey a a las ocho y llegó como a las cuatro: qué pasó Mariachi, cómo has estado, quieres un taquito. Ay, sí, señora, cómo no, muchas gracias y que se sienta con los otros mariachis. Y ya ves que esa familia siempre ha sido bien gente, no, y ps ya que les invitaron sus taquitos, que qué quieren de tomar, ¿una cervecita? No, ps que ahorita no, muchas gracias, mejor ahorita que terminemos de cantar. Todo bien tranquilo, maistro, hasta parecía que el Mariachi era otro. El problema fue cuando llegó el esposo de doña Cleo.
Ya ves que la Cleo se casó con este pinche desquehacerado, el hijo del wey del hotel, el español, ¿cómo se llama? El don Miguel. Bueno pues su hijo se llama Luis y es el esposo de doña Cleo. Y ya sabes, éste pinche huevón no sabe mover las manos más que pa empinar el codo, pero como es hijo de Don Miguel, ps que tiene sus vinatas y acá. Y ya ves que este wey también es bien hocicón, primero como que muy modosito, pinche güero narizón, con su jeta de que trae algo atravesado en el culo y acá, de yo no me junto con la chusma. Y el Mariachi también lo andaba picando, que le dice, oye ya vi que traes un carrazo, que en cuanto te salió y que qué milagro que bajas a ver a los pobres y acá. Y el otro wey primero muy modosito que le contesta, no, ps, no tan caro porque lo agarré usado y pedí un préstamo, y a pagos y que cómo crees que yo siempre vengo. Pero ya ves que ese wey también es bien pinche pedote y se vuelve hocicón y ya medio briago que empieza.
El Luis con unas copas es bien guaguarón y que le empieza a tirar al Mariachi que andaba picando piedra pa ver si sacaba oro. Ya cuando se le calentó el hocico a Luis, que empieza a gritarle, échate un bailecito, te lo pago, y que si te callas te pago la hora, ya sabes queriendo hacerse el chistoso el pendejo. El Mariachi ya había empezado a tomar tequila y el Luis andaba chingue y chingue: que prueba este coñac, que en tu puta vida lo vas a volver a ver, que dale un trago pa que sientas lo que es mamarte quinientos pesos de un sorbo y el pendejo se reía y el Mariachi que se empieza a calentar, también. Y ya la Cleo le decía, ya, viejo, tranquilo, no le estés diciendo de cosas, porque ps la Cleo es de acá, no, y ps entre perros nos medimos las colas. Sabemos qué pedo, pero, ps, ese pinche güero guaguaron no sabía qué pedo con el Mariachi.
La cosa es que, ya ves que venía el Wacho y ese bato anda protegido: que trae sus collares, que anda en lo de la religión y eso. Pus por ahí andaba que su padrino y a mi me dijo la Lety que cuando el Luis empezó de faltoso el padrino se le acercó al Wacho y al oído le dijo, oye, ¿sabes qué? El diablo anda suelto, así que si traes con queso, pus, de una vena. Y yo vi que después de que se le acercó el padrino, que se mete el Wacho a su casa y de repente sale como que muy recto: dejó de tomar, se sentó junto a su jefa ya bien derechito, pus como Wacho, vamos, nomás viendo qué andaba pasando. Y, dentro de lo que cabe, la fiesta continuaba: no, que tócame «la que se fue», y contestaba el pendejo de Luis, mejor tócame la que se viene y se reía. El Mariachi ya andaba picado y ya bien pinche colorado, también traía sus tragos, pero veía al Wacho y cómo que se controlaba, aunque ya le andaban picando mucho el orgullo.
Y en eso que la Lety pide “El mono de alambre”. En la que sigue a la derecha, mi mai. Y empezaron, ya sabes, como avisando: buenas noches todos/ de aquí en adelante/ qué chingue a su madre/ el que no se aguante. Y luego que: buenas noches todos/ eso digo yo/ que chingue a su madre/ la que la pidió. Y todo bien, maistro, la banda se andaba riendo, pero el Mariachi la traía atravesada y tiro una ya más personal, pero la tiró al aire: buenas noches todos/ yo vengo de gala/ que chingue a su madre/ el que no hace nada. Y el Luis como que la esquivó, nomás se rió el pendejo y el Mariachi, como vio que no pegó, pus que suelta otra: buenas noches todos/ qué quien trae el oro/ que chingue a su madre/ al que le dan todo. Y que se hace un silencio bien incómodo, porque ya todos vimos que iba sobre el pinche güero. Y el Wacho, callado, nomás viendo. Pero con la que ya se fue todo a la chingada fue la última. El Mariachi como que sabía porque agarró aire, se acercó a Luis y que la suelta: buenas noches todos/ yo vengo de abajo/ que chingue a su madre/ el güero sin trabajo. Y ahí ya se calentó el Güero y que se levanta, no que pinche Mariachi muertodehambre comecuandohay, cuánto te pagan que te compro todo el mes. Y que le avienta una milpa y que le dice, ahí’stá pa que lo conozcas, pinche hambriado. Y el Mariachi, sin sacar la fusca nomás le dijo, bájale de huevos pinche Güero pendejo, que si no orta vale verga.
Y ps la Cleo que le dice a su viejo, ya, Luis, cállate. Y el otro que se pasa de verga y empieza a gritonear, este pinche perro no me va a venir a hablar así. Y ps ya el Mariachi sacado de sus casillas que saca el cuete y en eso ¡Ta-ta-ta-ta-ta! que empiezan a tronar las chinampinas y todo el mundo al suelo y Doña Naty, que era la del cumpleaños, ps ya ves que anda en su silla de ruedas, que no se pudo tirar y era la única que veía todo. Y uno nomás escuchaba que los gritos y que los berridos y que ¡no, no lo vayas a matar!, ¡no lo vayas a matar! Y todos decíamos, no ps ¿a quién van a matar o qué? Todos pensábamos que el pedo era con el pinche Güero, el hijo del español y en eso…
Ya, ya, párate aquí, es aquí. Bueno, ps te digo, en eso que nos paramos y que vemos el pedo, maistro. A ver aguántame aquí tantito que tengo que ir a avisarle a Doña Feli antes de que llegue la Cruz Roja.
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